Escribe la profesora de Derecho Penal, Dña. Carolina Bolea Bardón, en la Revista electrónica de Ciencia Penal y Criminología en un artículo titulado "En los límites del Derecho Penal frente a la violencia Doméstica y de género", algo que me llama mucho la atención y en lo que estoy totalmente de acuerdo ( aunque en la actualidad no es la corriente dominante ).
"No es más eficaz una política criminal que lleva al legislador a aplicar penas más duras. Es bien sabido que más importante que la gravedad de las pena, es la certeza de que se va a imponer una pena. En la mayoría de los casos, tales elevadas penas o bien no se conocen o bien no desempeñan papel alguno en el momento de cometer la violencia delictiva. La presión social y jurídica es considerable y afecta directamente. Pero debemos tener en cuenta que muchos maltratadotes denuncian y asumen sus hechos y otros llegan a suicidarse, perdiendo esa función desincentivadora de la Norma.
Más útil que seguir endureciendo la reacción penal, seria concentrarse en mejorar los medios para garantizar una protección efectiva de las víctimas. Y allí donde el Estado no es capaz de garantizar su seguridad vital, apostar por que la víctima adopte medidas de autoprotección y haciendo posible que esté lo más preparada posible para repeler la agresión en los términos propios de la legítima defensa y respetando los requisitos establecidos del Art. 20.4 del Código Penal".
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