El viaje de Pedro.
Para que no se enteren de que me he marchado, salgo sigiloso, a oscuras por el pasillo, como cuando era niño y hacía una pifia. Lo recorro despacio, recordando sus objetos: La fotografía de Ana en nuestro viaje de novios sobre el baúl del abuelo; el repelente cuadro de su madre; en la silla de bambú, la agenda de cuero con los números de amigos que no consigo memorizar; el olor dulzón de su abrigo de lana vieja sobre el perchero. Me calzo los fuertes zapatos de invierno, y dejo dentro del vestidor, ordenadas, domésticas, las cálidas zapatillas. Abro la puerta en penumbra y cierro mi pasado.
3 comentarios:
No hay más que desear que vaya bien el viaje de Pedro. Buen viaje. Buena suerte.
Pedro hará eso alguna vez? O sólo vive en su imaginación?
Pedro vive en mi imaginación, y siempre ha sido un tipo decidido y aventurero...
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