viernes, 19 de junio de 2009

La Democracia Parlamentaria nace en el Reino de León


La democracia parlamentaria no nació en Inglaterra, sino en el Reino de León, según establece el historiador australiano John Keane en su monumental “Vida y Muerte de la Democracia” (Simon & Schuster).
“La democracia parlamentaria nace en León y desde ahí se exporta a toda España y al resto de Europa y al mundo. Nunca se había anunciado antes de manera tan clara como en el libro de Keane”, según el cual tradicionalmente la creación de las primeras Cortes leonesas, en 1188, se han estudiado “aisladas del contexto más general” del desarrollo de la democracia en Europa.
Keane no puede ser más claro en su libro al afirmar que las Cortes leonesas “no tienen precedente”: contrariamente a ciertos relatos británicos, que presumen de que “las instituciones parlamentarias son el mayor regalo del pueblo inglés a la civilización mundial, los parlamentos fueron un invento de lo que es hoy el norte de España”, escribe el historiador.
“Ese invento se produjo más de un milenio después de los experimentos griegos con el autogobierno y se anticipó en seiscientos años a la llegada de la democracia representativa tal y como iba a entenderse, por ejemplo, durante la Revolución francesa”, agrega el profesor de política de la Universidad de Westminster, del Wissenshaftszentrum, de Berlín y fundador del “Centro para el Estudio de la Democracia”.
“Con cierta exageración, escribe Keane, podría decirse que los musulmanes fueron los responsables de que surgieran los parlamentos ya que éstos nacieron de las luchas por el poder entre cristianos empeñados en la conquista militar de las tierras del Islam”, desde España o Sicilia hasta Constantinopla.
El Rey Alfonso IX de León (1188-230) se convirtió en un importante actor político de la Reconquista y cómo tuvo que buscar la solidaridad no sólo de la Iglesia y los nobles, sino también de los representantes de las ciudades de su reino, los llamados hombres buenos, para hacer frente a la amenaza musulmana. El Rey prometió que consultaría y aceptaría el consejo de los obispos, de los nobles y de esos hombres buenos en asuntos tales como la paz, la guerra y los tratados con otras naciones.
Las Cortes reunidas en la basílica leonesa de San Isidoro no fueron, afirma el historiador, la típica reunión de «aduladores cortesanos», sino que supusieron una novedad radical. «Las Cortes leonesas «no tienen precedente», asegura.

1 comentario:

Laurynlf dijo...

Mi profesora de Historia se mostraría muy crítica con este artículo...lo sé porque fué tema de conversación y ella negaba la democracia de las Cortes de León. No puedo fundar mi opinión en bases más fuertes pero, de entre quienes conozco, es la persona que más controla el tema y me fio más de una leonesa que de un australiano... Un saludo!!